La vivienda construida por Víctor Hugo Escobar Orellana, conocido como «Oti», dentro del penal de Palmasola, ha pasado de ser un símbolo de su control sobre el PC-4 a convertirse en un aula para clases de derecho municipal. Esta transformación se ha producido seis años después de los eventos que llevaron al traslado y posterior asesinato de Oti en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro.
Durante una reciente visita de un equipo de prensa de Red Uno, se verificó que los espacios donde Oti residía con su hija y sus guardaespaldas ahora sirven como aula donde los reclusos cursan el segundo semestre de la materia de derecho municipal.
Oti, quien fue sentenciado a 30 años de cárcel sin derecho a indulto por el asesinato de dos policías, había establecido un férreo control en el sector del PC-4 de Palmasola. Su influencia en el penal incluía la extorsión a otros reclusos y el control de talleres de trabajo dentro del centro penitenciario. Su dominio se mantuvo hasta que, el 14 de marzo de 2018, el Ministerio de Gobierno ordenó una inspección en el penal, la cual desencadenó una violenta resistencia por parte de Escobar y sus seguidores.
El nuevo uso del inmueble refleja un cambio significativo en la administración del penal y la reestructuración del sistema carcelario.