El Papa Francisco, reconocido mundialmente por su austeridad y estilo de vida sencillo, dejó una herencia que sorprendió por su humildad: apenas 100 dólares y ningún bien personal a su nombre. Así lo confirman portales especializados como Celebrity Net Worth y fuentes cercanas al Vaticano.
Desde su elección como Sumo Pontífice el 13 de marzo de 2013, Francisco optó por vivir con modestia, rechazando las comodidades tradicionales del papado. No ocupó el Palacio Apostólico, sino que eligió la Casa de Santa Marta, una residencia más austera donde convivía con otros sacerdotes. Tampoco utilizó autos de lujo, prefiriendo vehículos sencillos.
En el documental Amén: Francisco responde, el pontífice fue claro: “A mí no me pagan nada. Cuando necesito plata para comprarme zapatos o así, la pido. Yo no tengo sueldo”.
Los objetos y bienes que usó durante su pontificado –vivienda, medios de transporte y otros artículos de uso cotidiano– no le pertenecían, sino que formaban parte del patrimonio del Vaticano y seguirán siendo administrados por la Santa Sede.
A diferencia del Papa, los cardenales del Vaticano reciben sueldos mensuales que oscilan entre los 4.700 y los 5.900 dólares.
El legado de Francisco no es económico, sino espiritual y simbólico, destacándose por una coherencia absoluta entre su mensaje de humildad y su vida personal.