A casi una semana de la mazamorra que afectó a la zona Bajo Llojeta en La Paz, el panorama continúa siendo desolador. El deslizamiento ocurrido el sábado 23 de noviembre dejó como saldo la trágica pérdida de la pequeña Camila y más de 40 familias damnificadas, muchas de las cuales han quedado sin hogar.
Pese a los trabajos intensos de limpieza y drenaje realizados de día y de noche, el lodo aún cubre gran parte del área, y el riesgo de nuevos deslizamientos persiste debido a las lluvias. Los vecinos afectados, que permanecen en albergues, enfrentan la incertidumbre sobre su futuro.
«El lodo sigue aquí, y las lluvias son lo que más preocupa. No sabemos cuánto más durará esto», expresó uno de los damnificados, quien también señaló la dificultad de encontrar tranquilidad tras la tragedia.
Las autoridades indicaron que podría pasar al menos tres meses antes de que las familias puedan retornar a sus viviendas, aunque la fecha está sujeta al avance de los trabajos. Mientras tanto, muchos intentan recuperar objetos personales en medio de la devastación.
La comunidad continúa exigiendo soluciones rápidas y efectivas para superar esta crisis, que ha dejado a decenas de familias sin nada.