La violencia extrema que sacudió a Bolivia en los últimos días ha derivado en una decisión histórica: el Gobierno boliviano denunciará a Evo Morales ante cuatro instancias internacionales por terrorismo y crímenes de lesa humanidad, debido a los asesinatos brutales de cuatro jóvenes policías en Llallagua (Potosí) y de un civil en Cochabamba.
“Estamos denunciando estos crímenes ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte-IDH), la Comisión Interamericana, el Alto Comisionado de Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos en Ginebra”, informó el vicecanciller Elmer Catarina.
Los policías asesinados fueron torturados hasta la muerte, algunos con explosivos adheridos al cuerpo. Las autoridades señalaron que los grupos armados involucrados en estos actos subversivos responden al expresidente Evo Morales y representan un riesgo directo para la democracia boliviana.
El presidente Luis Arce lamentó profundamente los asesinatos y alertó sobre el peligro que enfrenta el país: “Estamos enfrentando un asedio a la democracia. Nuestros policías fueron brutalmente asesinados”.
El comandante de la Policía, Augusto Russo, reveló que la zona atacada es conocida como “México Chico”, vinculada al narcotráfico. Además, se detectaron francotiradores y tácticas militares, lo que refuerza la hipótesis de la existencia de grupos paramilitares.
Expertos en derecho constitucional consideran que estas acciones configuran una conspiración directa para derrocar al Gobierno. Mientras tanto, la población de Llallagua vivió días de terror, desabastecimiento y violencia extrema.
El caso sigue en investigación y el Gobierno boliviano espera una respuesta contundente de la comunidad internacional.
