Cada 6 de junio, Bolivia rinde homenaje a quienes dedican su vida a una de las profesiones más nobles y transformadoras: la enseñanza. El Día del Maestro es una fecha especial para reconocer la labor de miles de educadores que, más allá de impartir conocimientos, inspiran, acompañan y forman a generaciones de ciudadanos comprometidos.
Esta efeméride fue instaurada por Decreto Supremo el 24 de mayo de 1924 durante el gobierno del presidente Bautista Saavedra. La fecha elegida recuerda el natalicio de Modesto Omiste Tinajeros, nacido el 6 de junio de 1840 en Potosí, considerado el “padre de la educación boliviana”.
Omiste fundó instituciones como las escuelas “1 de abril” y “Juana Azurduy de Padilla”, promovió métodos pedagógicos modernos y facilitó el acceso gratuito a libros. Como diplomático, periodista y escritor, dejó un legado que trascendió las aulas. Su obra “Monografía de la Ciudad de Potosí” incluso fue presentada en la Feria Internacional de Chicago. Su compromiso educativo le valió el apodo de “El Sarmiento Boliviano”, en alusión al influyente educador argentino Domingo F. Sarmiento.
Junto a Omiste, otros nombres como Franz Tamayo, Avelino Siñani y Elizardo Pérez aportaron a la construcción de una pedagogía nacional. Siñani y Pérez, por ejemplo, fueron pilares del modelo educativo de Warisata.
Más allá de las figuras históricas, el verdadero motor de la educación en Bolivia son miles de docentes que, desde las aulas, siembran conocimientos y valores en sus estudiantes. Como decía el recordado Jaime Escalante: “la educación es la clave del futuro”.
Este 6 de junio de 2025, el Ministerio de Educación dispuso asueto nacional para todos los maestros del sistema educativo público en sus diferentes subsistemas. Una merecida pausa para reconocer su entrega, vocación y compromiso con la formación de Bolivia.