En la ciudad de Cochabamba, la escasez de diésel continúa afectando gravemente a los transportistas, quienes se ven obligados a hacer largas filas para abastecerse del combustible. La situación es especialmente crítica en la avenida Blanco Galindo, una de las principales vías de la ciudad, donde la fila de camiones de carga pesada se extiende por tres kilómetros a la altura del kilómetro 3.
Las imágenes de interminables filas de vehículos pesados muestran la magnitud del problema, con transportistas que deben esperar durante horas, e incluso días, para poder cargar diésel. La escasez de combustible ha generado un grave perjuicio para estos trabajadores, quienes dependen del diésel para continuar sus actividades y cumplir con sus compromisos de transporte en el país.
Muchos de estos conductores se ven obligados a pasar la noche en sus camiones, enfrentando condiciones de incomodidad y precariedad, sin acceso a alimentos ni a servicios básicos. La falta de infraestructura adecuada, como áreas de descanso y servicios de alimentación, agrava la situación y convierte estas largas horas de espera en verdaderas jornadas de sacrificio y desgaste físico.
La escasez de diésel afecta a distintas ciudades del país y ha dejado a los transportistas sin alternativas viables, haciéndoles esperar en estas largas filas sin un horizonte claro sobre cuándo se regularizará el suministro. La falta de combustible no solo representa una afectación económica para los transportistas, sino que también limita la capacidad de abastecimiento y transporte de mercancías en Bolivia.