Kamila Pacassi Zanga, de 23 años, soñaba con ser maestra, siguiendo los pasos de su madre, una reconocida docente de Palos Blancos. Estudiaba en la Escuela Superior de Maestros de Caranavi, y estaba a punto de concluir su carrera, lista para empezar su año de provincia. Días antes de morir, Kamila compartió con su madre sus planes de implementar un aula invertida para mejorar el aprendizaje de sus futuros alumnos.
El martes, Kamila salió de casa como un día normal, pero 24 horas después, sus compañeros la despedían en un ataúd. La joven fue brutalmente asesinada por un compañero de clases, quien la atacó con un arma blanca y le propinó 39 puñaladas en presencia de otros estudiantes.
Kamila deja a un niño de cinco años que sigue preguntando por su madre, ajeno a la tragedia. Su cuerpo será velado en Palos Blancos, mientras su familia exige justicia y 30 años de cárcel sin derecho a indulto para el feminicida, quien confesó haber cometido el crimen por «venganza». La madre de Kamila ha negado que su hija tuviera relación alguna con el agresor.
Este trágico caso deja una profunda herida en la comunidad educativa y en todos aquellos que conocieron a Kamila como una joven alegre y llena de sueños.