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miércoles, abril 30, 2025
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Leopard: historia del plantón de Alemania

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Ni la más enérgica de las presiones ha podido doblegar a Alemania. Berlín tiene en sus manos la entrega de los muy necesarios carros de combate de fabricación occidental para Ucrania, donde la guerra de agresión rusa va camino de cumplir un año. La mayoría de aliados había acorralado al canciller, Olaf Scholz, con declaraciones públicas o directamente anunciando la entrega de sus Leopard 2. Y parecía que el viernes, en la reunión de los miembros del grupo de apoyo a Ucrania en la base de Ramstein (Alemania), se daría el esperado punto de inflexión. Pero la presión no hizo efecto. Berlín volvió a retrasar la decisión y a decepcionar a sus aliados internacionales. La reunión de representantes de más de 50 países en un momento clave para la guerra, y cuando algunas informaciones de inteligencia apuntan a que Moscú puede estar preparando otra gran ofensiva para primavera, visibilizó de una forma cristalina la existencia de divergencias dentro de Occidente.

La frustración con Berlín es mayúscula. Cunde la impresión de que Scholz no quiere que otros le marquen los tiempos. Cuando abra la mano, si finalmente supera sus cautelas, lo hará a su manera. Polonia, uno de los países más insistentes sobre la necesidad de apoyo a Kiev, ha rebajado un poco el tono sobre Alemania, pero sigue insistiendo en que terminará por enviar los Leopard que tiene en su arsenal. La demora en el envío de los ágiles tanques de fabricación alemana se está pagando con “sangre ucrania”, recalcó el viernes por la noche el ministro de Exteriores polaco, Zbigniew Rau.

Ucrania insiste. “Todavía tendremos que luchar por el suministro de tanques modernos, pero cada día hacemos más evidente que no hay otra alternativa que tomar una decisión sobre los tanques”, dijo en su discurso del viernes por la noche el presidente Volodímir Zelenski. Mientras, en la región de Donbás, donde los ágiles Leopard 2 son largamente esperados y cruciales por la orografía del terreno y el tipo de batalla, los combates son sangrientos. Y todos los ojos vuelven a estar en Berlín. No solo porque los tanques de fabricación alemana son muy necesarios sino también por el simbolismo de su entrega.

Entrenamiento con Leopard: ¿un primer paso?

El ministro de Defensa ucranio, Oleksi Reznikov, que acudió a Ramstein, se ha mostrado más optimista. No hay permiso para entregar los Leopard, pero sí se va a ofrecer entrenamiento para manejar estos tanques a los soldados ucranios, anunció, en lo que consideró “un primer paso”. Tras asegurar en una entrevista a la Voz de América estar “satisfecho” con los resultados de la cumbre explicó que no todos los acuerdos se han hecho públicos. La iniciativa de Polonia y Reino Unido ―ambos dispuestos a entregar carros de combate occidentales; Varsovia, los Leopard alemanes, y Londres sus Challenger 2― es la que ha permitido acordar que al menos empiece la formación para poder usarlos.

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La frustración con Berlín es mayúscula. Cunde la impresión de que Scholz no quiere que otros le marquen los tiempos. Cuando abra la mano, si finalmente supera sus cautelas, lo hará a su manera. Polonia, uno de los países más insistentes sobre la necesidad de apoyo a Kiev, ha rebajado un poco el tono sobre Alemania, pero sigue insistiendo en que terminará por enviar los Leopard que tiene en su arsenal. La demora en el envío de los ágiles tanques de fabricación alemana se está pagando con “sangre ucrania”, recalcó el viernes por la noche el ministro de Exteriores polaco, Zbigniew Rau.

Ucrania insiste. “Todavía tendremos que luchar por el suministro de tanques modernos, pero cada día hacemos más evidente que no hay otra alternativa que tomar una decisión sobre los tanques”, dijo en su discurso del viernes por la noche el presidente Volodímir Zelenski. Mientras, en la región de Donbás, donde los ágiles Leopard 2 son largamente esperados y cruciales por la orografía del terreno y el tipo de batalla, los combates son sangrientos. Y todos los ojos vuelven a estar en Berlín. No solo porque los tanques de fabricación alemana son muy necesarios sino también por el simbolismo de su entrega.

Entrenamiento con Leopard: ¿un primer paso?

El ministro de Defensa ucranio, Oleksi Reznikov, que acudió a Ramstein, se ha mostrado más optimista. No hay permiso para entregar los Leopard, pero sí se va a ofrecer entrenamiento para manejar estos tanques a los soldados ucranios, anunció, en lo que consideró “un primer paso”. Tras asegurar en una entrevista a la Voz de América estar “satisfecho” con los resultados de la cumbre explicó que no todos los acuerdos se han hecho públicos. La iniciativa de Polonia y Reino Unido ―ambos dispuestos a entregar carros de combate occidentales; Varsovia, los Leopard alemanes, y Londres sus Challenger 2― es la que ha permitido acordar que al menos empiece la formación para poder usarlos.

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La frustración con Berlín es mayúscula. Cunde la impresión de que Scholz no quiere que otros le marquen los tiempos. Cuando abra la mano, si finalmente supera sus cautelas, lo hará a su manera. Polonia, uno de los países más insistentes sobre la necesidad de apoyo a Kiev, ha rebajado un poco el tono sobre Alemania, pero sigue insistiendo en que terminará por enviar los Leopard que tiene en su arsenal. La demora en el envío de los ágiles tanques de fabricación alemana se está pagando con “sangre ucrania”, recalcó el viernes por la noche el ministro de Exteriores polaco, Zbigniew Rau.

Ucrania insiste. “Todavía tendremos que luchar por el suministro de tanques modernos, pero cada día hacemos más evidente que no hay otra alternativa que tomar una decisión sobre los tanques”, dijo en su discurso del viernes por la noche el presidente Volodímir Zelenski. Mientras, en la región de Donbás, donde los ágiles Leopard 2 son largamente esperados y cruciales por la orografía del terreno y el tipo de batalla, los combates son sangrientos. Y todos los ojos vuelven a estar en Berlín. No solo porque los tanques de fabricación alemana son muy necesarios sino también por el simbolismo de su entrega.

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