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domingo, abril 27, 2025
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El concierto más emocionante de Pablo Milanés en La Habana

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En su vida, Pablo Milanés ha dado muchos conciertos en Cuba, pero probablemente ninguno tan emocionante y sincero como el que ofreció este martes en el principal polideportivo de La Habana. Pablo no cantaba en su país desde hacía casi tres años y no podía más. Lo necesitaba. Y lo mismo le pasó al público cubano, que lo admira como artista y lo quiere por el ser humano especial que es y que se manifiesta en sus canciones de amor y también en las más críticas a la realidad cubana actual. A sus 79 años, Pablo en Cuba sigue siendo Pablito, y su voz se escucha con devoción. La fuerza de esa conexión quedó clara desde el momento en que apareció en el escenario, y también que sería una noche mágica a pesar de la polémica política que rodeó su presentación en La Habana desde el momento en que se anunció, y sin culpa de Su parte.

Pablo Milanés eligió Marginalde tu disco orígenes (1994), para presentar el concierto de dos horas y las 25 canciones que emocionaron a las miles de personas reunidas en el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Fue toda una declaración de principios, llena de mensaje y sutileza: “Venid todos a mi jardín/ Tocad y quitad las flores como queráis/ Besad con ternura los labios vecinos/ Derramad una lágrima por cada uno de nosotros/ Como mal entendido es… ”. Poesía y compromiso desde el inicio, y la grada prorrumpió en una ovación que no paró durante toda la velada, en la que el trovador repasó los grandes éxitos de su carrera, desde Comienzo y final de una mañana verdeTu vesYolandaesto no ha sido facil Eso es El breve espacio en el que no estáscantado por la multitud.

Pablo no se limitó a su repertorio más conocido y universal. En un formato íntimo, acompañado únicamente por el pianista y compositor Miguel Núñez, que trabaja con él desde hace más de 30 años, y la violonchelista Caridad Varona -y en algunos temas tocando él mismo la guitarra-, Milanés organizó un encuentro muy sincero, nostálgico, hermoso y equilibrado con el peso de un joyero. Al poco tiempo de comenzar, tras declarar su admiración y amor al público cubano -“el mejor de todos”, dijo-, Pablo cantó su Los males del silencio (“El silencio ya no entiende/ lo que está bien y lo que está mal/ sólo dice sí, firmado/ y obedeciendo lo que mandan), y luego vendrían otras de sus composiciones más llamativas sobre esto que ha sucedido en Cuba en las últimas décadas, como éxodo, que exclama en sus primeros versos: “¿Dónde están los amigos que tuve ayer? / ¿Que les pasó a ellos? / ¿Qué sucedió? / ¿A dónde fueron? / Qué triste estoy…”, y era una de las canciones en las que la gente entraba en trance y aplaudía hasta delirar.

Lo mismo sucedió cuando cantó. el pecado original (“Dos almas, dos cuerpos / Dos hombres que se aman / Los van a echar del paraíso / Que les tocó vivir…”), y con dos canciones que, según Pablo, fueron muy importantes para él cuando los escuchó por primera vez. nostalgia Sí los dias de gloria (“Los días de gloria / se fueron con todo / lo que una vez fui). Son conocidas las posiciones críticas de Pablo Milanés, pero de ninguna manera se trató de un concierto político ni de un denunciante, aunque en algunas instancias oficiales temían que así fuera.

Pablo cantó sus inmortales canciones de amor, las de siempre, y entre ellas incluyó sus letras más comprometidas, esas que señalan los puntos e incitan a la reflexión, en un equilibrio que fluía con la complicidad absoluta de una persona muy conectada y entregada, que tenía un mucho tiempo esperando por ti.

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En su vida, Pablo Milanés ha dado muchos conciertos en Cuba, pero probablemente ninguno tan emocionante y sincero como el que ofreció este martes en el principal polideportivo de La Habana. Pablo no cantaba en su país desde hacía casi tres años y no podía más. Lo necesitaba. Y lo mismo le pasó al público cubano, que lo admira como artista y lo quiere por el ser humano especial que es y que se manifiesta en sus canciones de amor y también en las más críticas a la realidad cubana actual. A sus 79 años, Pablo en Cuba sigue siendo Pablito, y su voz se escucha con devoción. La fuerza de esa conexión quedó clara desde el momento en que apareció en el escenario, y también que sería una noche mágica a pesar de la polémica política que rodeó su presentación en La Habana desde el momento en que se anunció, y sin culpa de Su parte.

Pablo Milanés eligió Marginalde tu disco orígenes (1994), para presentar el concierto de dos horas y las 25 canciones que emocionaron a las miles de personas reunidas en el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Fue toda una declaración de principios, llena de mensaje y sutileza: “Venid todos a mi jardín/ Tocad y quitad las flores como queráis/ Besad con ternura los labios vecinos/ Derramad una lágrima por cada uno de nosotros/ Como mal entendido es… ”. Poesía y compromiso desde el inicio, y la grada prorrumpió en una ovación que no paró durante toda la velada, en la que el trovador repasó los grandes éxitos de su carrera, desde Comienzo y final de una mañana verdeTu vesYolandaesto no ha sido facil Eso es El breve espacio en el que no estáscantado por la multitud.

Pablo no se limitó a su repertorio más conocido y universal. En un formato íntimo, acompañado únicamente por el pianista y compositor Miguel Núñez, que trabaja con él desde hace más de 30 años, y la violonchelista Caridad Varona -y en algunos temas tocando él mismo la guitarra-, Milanés organizó un encuentro muy sincero, nostálgico, hermoso y equilibrado con el peso de un joyero. Al poco tiempo de comenzar, tras declarar su admiración y amor al público cubano -“el mejor de todos”, dijo-, Pablo cantó su Los males del silencio (“El silencio ya no entiende/ lo que está bien y lo que está mal/ sólo dice sí, firmado/ y obedeciendo lo que mandan), y luego vendrían otras de sus composiciones más llamativas sobre esto que ha sucedido en Cuba en las últimas décadas, como éxodo, que exclama en sus primeros versos: “¿Dónde están los amigos que tuve ayer? / ¿Que les pasó a ellos? / ¿Qué sucedió? / ¿A dónde fueron? / Qué triste estoy…”, y era una de las canciones en las que la gente entraba en trance y aplaudía hasta delirar.

Lo mismo sucedió cuando cantó. el pecado original (“Dos almas, dos cuerpos / Dos hombres que se aman / Los van a echar del paraíso / Que les tocó vivir…”), y con dos canciones que, según Pablo, fueron muy importantes para él cuando los escuchó por primera vez. nostalgia Sí los dias de gloria (“Los días de gloria / se fueron con todo / lo que una vez fui). Son conocidas las posiciones críticas de Pablo Milanés, pero de ninguna manera se trató de un concierto político ni de un denunciante, aunque en algunas instancias oficiales temían que así fuera.

Pablo cantó sus inmortales canciones de amor, las de siempre, y entre ellas incluyó sus letras más comprometidas, esas que señalan los puntos e incitan a la reflexión, en un equilibrio que fluía con la complicidad absoluta de una persona muy conectada y entregada, que tenía un mucho tiempo esperando por ti.

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Pablo Milanés eligió Marginalde tu disco orígenes (1994), para presentar el concierto de dos horas y las 25 canciones que emocionaron a las miles de personas reunidas en el Coliseo de la Ciudad Deportiva. Fue toda una declaración de principios, llena de mensaje y sutileza: “Venid todos a mi jardín/ Tocad y quitad las flores como queráis/ Besad con ternura los labios vecinos/ Derramad una lágrima por cada uno de nosotros/ Como mal entendido es… ”. Poesía y compromiso desde el inicio, y la grada prorrumpió en una ovación que no paró durante toda la velada, en la que el trovador repasó los grandes éxitos de su carrera, desde Comienzo y final de una mañana verdeTu vesYolandaesto no ha sido facil Eso es El breve espacio en el que no estáscantado por la multitud.

Pablo no se limitó a su repertorio más conocido y universal. En un formato íntimo, acompañado únicamente por el pianista y compositor Miguel Núñez, que trabaja con él desde hace más de 30 años, y la violonchelista Caridad Varona -y en algunos temas tocando él mismo la guitarra-, Milanés organizó un encuentro muy sincero, nostálgico, hermoso y equilibrado con el peso de un joyero. Al poco tiempo de comenzar, tras declarar su admiración y amor al público cubano -“el mejor de todos”, dijo-, Pablo cantó su Los males del silencio (“El silencio ya no entiende/ lo que está bien y lo que está mal/ sólo dice sí, firmado/ y obedeciendo lo que mandan), y luego vendrían otras de sus composiciones más llamativas sobre esto que ha sucedido en Cuba en las últimas décadas, como éxodo, que exclama en sus primeros versos: “¿Dónde están los amigos que tuve ayer? / ¿Que les pasó a ellos? / ¿Qué sucedió? / ¿A dónde fueron? / Qué triste estoy…”, y era una de las canciones en las que la gente entraba en trance y aplaudía hasta delirar.

Lo mismo sucedió cuando cantó. el pecado original (“Dos almas, dos cuerpos / Dos hombres que se aman / Los van a echar del paraíso / Que les tocó vivir…”), y con dos canciones que, según Pablo, fueron muy importantes para él cuando los escuchó por primera vez. nostalgia Sí los dias de gloria (“Los días de gloria / se fueron con todo / lo que una vez fui). Son conocidas las posiciones críticas de Pablo Milanés, pero de ninguna manera se trató de un concierto político ni de un denunciante, aunque en algunas instancias oficiales temían que así fuera.

Pablo cantó sus inmortales canciones de amor, las de siempre, y entre ellas incluyó sus letras más comprometidas, esas que señalan los puntos e incitan a la reflexión, en un equilibrio que fluía con la complicidad absoluta de una persona muy conectada y entregada, que tenía un mucho tiempo esperando por ti.

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